Te difuminantes en el inocente pestañeo de un crío, como el frío que
invade al primer café de la mañana.
Tal vez no fui consciente, pero mi
felicidad y alegría se estaban quebrando lentamente. Transformandose en melancolía y soledad, como si alguien las hubiera
degollado y me fuera yo con cada gota de su sangre y tinta.
Te fuistes... y con tu marcha dejastes detrás de ti a un chaval con un océano de dudas. Tuve que afrontarlo y crecer... pero tampoco sé si lo llegue a superar y ni si evolucioné.
Tal vez, lo que soy ahora no es lo que realmente sea, o tal vez
si.
Desde aquel día me siento perdido, como si una parte de mi la
hubieran enterrado, bajo tierra, con tus calcificados huesos... reino de lo
que un día fue y escombros de lo que es ahora.
Vivir en pasado no es
fácil, pero tal vez ahí encuentre la solución...
Entre todas las lecciones
que me enseñates...
Entre todo los momentos que vivimos...
Entre nuestro
particular mundo...
Aunque el tiempo avance y haga mas largo el camino que
nos separa, nunca podré borrarte de mi memoria. Ya que tú fuistes parte
de lo que soy ahora, al igual que yo fui parte de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario